FONDOS Y RECURSOS PÚBLICOS UTILIZADOS PARA PROMOVER ACTIVISMO HOMOSEXUAL EN EL DISTRITO ESCOLAR DE MARYLAND
Debra Smith es una escritora freelance cristiana, quien se pregunta si lo que está ocurriendo en las escuelas del Condado de Montgomery, en Maryland, es la obra de una religión secular.
Ella se hace esta pregunta no sólo porque la Junta Escolar del Condado, en Maryland, ha aprobado un currículo de salud, el cual está diseñado para enseñar a los alumnos que los homosexuales han nacido como tales y para mostrar de qué modo utilizar los preservativos en este tipo de relación. También se hace esta pregunta por cuanto Jim Kennedy -uno de los responsables de la organización que ha diseñado y aplica este plan curricular (TeachTheFactsorg)- utiliza el puesto oficial que detenta y los recursos con que cuenta en la Junta de Trabajo de Estados Unidos (US Labor Board) como estadístico matemático, para promocionar y promover la difusión y las actividades del organismo pro-homosexualidad del que forma parte. Es decir, utiliza el correo electrónico, el teléfono y la dirección postal del organismo oficial para enviar y recibir información y promocionar las actividades de la organización privada que representa como administrador.
La advertencia lanzada por Debra Smith hace hincapié no sólo en el hecho que se difunde en forma oficial en las escuelas públicas de Maryland una enseñanza moralmente cuestionable, utilizando indebidamente recursos y fondos públicos para beneficio de una organización privada. También advierte que la propaganda que lleva a cabo esta organización privada entraña un indudable riesgo para el bienestar y salud de los jóvenes alumnos a quienes se dirige, ya que contradice y se opone a la información brindada por la Food and Drugs Administration (FDA) respecto a los peligros que entraña la relación homosexual, inclusive con el uso de preservativos. En este aspecto, por un lado la FDA informa que si bien los preservativos pueden proporcionar alguna protección, « esa relación es demasiado peligrosa como para que se la practique». Por otro lado, también informa y advierte que a causa de la gran fricción y tensiones presentes en la relación física homosexual, no sólo los preservativos son más propensos a romperse, sino que la misma relación «es muy riesgosa, porque puede provocar desgarros y sangrados en el tejido», con lo cual «los gérmenes infecciosos pueden pasar con mucha facilidad de un compañero a otro». En este sentido, Debra Smith sostiene que es erróneo prescribir cuidados médicos a los alumnos en las escuelas, cuando se comienza con un mínimo de consejos médicos que se sabe que son falsos.
Todos aquellos que quieran leer (en inglés) el informe completo de la valiente escritora que ha puesto en evidencia la corrupción operada por una organización privada, que utiliza fondos y recursos estatales para sus actividades privadas, y que además ha refutado la falsedad de la información que dicha organización transmite –con los potenciales peligros para la salud de los alumnos que representa la mentira que se les transmite- pueden acceder al mismo en http://www.debrajmsmith.com/md.html . Esta noticia es una traducción/resumen de: " U.S. Federal Government Employee
Crosses a Line in Homosexual Activism" cuya autora es Debra J.M.Smith, publicado junio 20 del 2007.
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DESARROLLO Y POBLACIÓN
(29-6-2007 )
Samantha Singson, «Campañas ONU contra la natalidad, paga Europa»
(en http://www.svipop.org/sezioniTematicheArticolo.php?idArt=222)
Un informe recién presentado por UNFPA (Fondo de Naciones Unidas para Población) a su Comité Ejecutivo muestra que las diez mayores naciones donantes de la organización son en su mayoría de población blanca, tienen tasas de fertilidad bien por debajo del nivel de sustitución, tienen entre las tasas más elevadas de preponderancia de anticonceptivos en el mundo y tienen también las leyes más liberales en lo que se refiere al aborto.
La suma de donaciones de estos países –que incluyen a Holanda, Suecia, Noruega, Reino Unido, Japón, Dinamarca, Alemania, Finlandia, Canadá y Suiza– cubren el 85,6% de los ingresos de UNFPA por contribuciones, las que en total llegan a 389 millones de dólares.
Excluido Japón, cada uno de los mayores donantes de UNFPA tiene la tasa de preponderancia de los anticonceptivos muy por encima del 70%. La tasa de fertilidad promedio de estos diez países es de 1.59 hijos por mujer. Ninguno de estos países tiene tasas de fertilidad que se acerquen al nivel de sustitución.
Si bien la UNFPA se rehúsa a comunicar un informe detallado sobre los contribuyentes a los programas, los expertos de desarrollo subrayan que UNFPA gasta la mayor parte del dinero de los países donantes en los países con mayoría de población no-blanca en el sur del mundo. “El punto es que UNFPA y los países blancos que la financian tienen como objetivo la reducción de la fertilidad de las poblaciones de color”, ha dicho al semanario Friday Fax un experto de desarrollo a las Naciones Unidas.
Si examinamos un sondeo ONU de 2005 sobre políticas para la población mundial, una mirada más atenta a los mayores países donantes revela que todos están experimentando una declinación de la fertilidad. Holanda, Suecia, Reino Unido, Finlandia y Canadá consideran como «máxima preocupación» el envejecimiento de la población y la reducción de la franja de población activa. Japón, Finlandia, Canadá y Suiza reconocen que la fertilidad es «demasiado baja» en sus países y que están pensando en políticas para elevar las tasas de fertilidad.
La declinación demográfica de los mayores países donantes de UNFPA se está convirtiendo en una cuestión de creciente importancia desde el momento que las tasas de fertilidad están disminuyendo drásticamente a nivel global. Según los demógrafos, ya casi la mitad de la población mundial vive en países que están por debajo de los niveles de sustitución. Expertos en temas de población como Phillip Longman citan la estrecha conexión entre crecimiento económico y población. En su reciente libro The Empty Cradle: How Falling Birthrates Threaten World Prosperity and What to Do About It (Cunas vacías: cómo la declinación abrupta de los nacimientos amenaza la prosperidad mundial y qué hacer), Longman explica en detalle los peligros de la declinación de la población en términos de prosperidad global.
El financiamiento de UNFPA sigue siendo un punto caliente para el gobierno estadounidense. Desde 2002 la administración Bush ha retirado su contribución anual de 34 millones de dólares, a causa de la participación de UNFPA en la opresiva política del hijo único en China. Conocida como la enmienda Kemp-Kasten, la ley americana prohíbe que los impuestos de los ciudadanos puedan ir a sostener organizaciones internacionales a favor de prácticas abortivas coercitivas o de esterilizaciones forzosas.
En mayo, dos diputados demócratas, Carolyn Maloney (New York) y Michael Honda (California) han presentado una ley que –si se aprueba– reactivaría la contribución de 34 millones de dólares a UNFPA, pero para respaldar exclusivamente la campaña de la organización para «Eliminar la Fístula».
UNFPA alienta a los países a presentar aportes plurianuales, de modo de garantizar un constante flujo de fondos. Al 1º de junio de 2007 ya habían sido garantizados 417 millones de dólares, pero solamente 45 para el 2008. Pocos países se han comprometido a hacer aportes financieros más allá del año próximo.
Riccardo Cascioli, «Control de la natalidad, ahora la ONU apunta a las ciudades» (en http://www.svipop.org/sezioniTematicheArticolo.php?idArt=223)
En un mundo que cambia tan velozmente, podría parecer tranquilizador tener puntos firmes. Uno de estos es el Informe anual del Fondo para la Población de la ONU (UNFPA): en efecto, cualquiera sea el argumento o tema del informe, la solución es siempre la misma, es decir, el control de la natalidad. No constituye una excepción el Informe 2007 presentado ayer con el título Liberar el potencial del crecimiento urbano». Podría parecer tranquilizador, se decía, si no fuese que en el caso de la ONU el asunto es inquietante, visto lo que está en juego. Y de hecho, ¿cuál es el «potencial» que la UNFPA ve como positivo? El hecho que en las ciudades es más fácil llegar a las personas, y sobre todo a los jóvenes, con los «servicios de salud reproductiva», es decir –en el sentido de la UNFPA- anticoncepción y aborto. Se entiende entonces la satisfacción por el hecho que ya en el 2008 la población urbana mundial superará por primera vez en la historia a la rural. 3.300 millones de personas que en el 2030 se convertirán en 5.000 millones.
Los datos de la UNFPA demuestran que en las ciudades los jóvenes usan más los anticonceptivos en comparación con sus coetáneos que viven en zonas rurales y que también es más alta la edad en la que se casan. Pero la UNFPA advierte que esto no basta. Lo que pide es multiplicar la oferta de centros médicos que garanticen «los servicios de salud reproductiva» en forma capilar, sobre todo entre los jóvenes y «en forma confidencial». Esto traducido quiere decir que se debe hacerlo de tal forma que los jóvenes no tengan hijos, inclusive diluyendo la potestad de sus padres.
En síntesis: nada nuevo. Ésta es la razón de ser de la UNFPA, que en el mundo ya ha provocado tantos daños sociales (ver el grave desequilibrio demográfico en China y en otros países asiáticos) y violaciones de los derechos humanos (las bárbaras campañas de control de la natalidad aplicadas en los países pobres). Pero esperamos una nueva y poderosa ofensiva en las periferias de las ciudades del sur del mundo, ya que éste es el objetivo identificado en el Informe de la UNFPA. En efecto, el informe subraya que el aumento de la población humana no se debe principalmente a la inmigración de las áreas rurales, sino a la fecundidad de los pobres de las ciudades. Para la UNFPA, es urgente intervenir «sobre todo en países donde la tasa de fecundidad es alta y el 50% de la población tiene menos de 24 años y está ingresando en la edad reproductiva». Y para hacer más eficaz su acción, este año la UNFPA guiña el ojo también a los movimientos ecologistas, en nombre de una sustentabilidad ambiental que está en peligro a causa de esta proliferación de seres humanos. En realidad, esta alianza es de larga data, pero esta vez la UNFPA lo ha querido anunciar oficialmente.
Riccardo Cascioli, «¿Europa vieja? Invertido en los ancianos»
(en http://www.svipop.org/sezioniTematicheArticolo.php?idArt=221)
Larga vida en Europa, pero solamente quien sepa capitalizar los beneficios de la actual situación de riqueza y de salud. Es el desafío que lanza el economista americano Nicholas Eberstadt, autor de un reciente ensayo sobre este tema, aparecido en la revista Foreign Affairs. Encontramos a Eberstadt en Milán, donde ha llegado para presentar sus investigaciones económicas y demográficas sobre Europa, en una conferencia organizada por el Instituto Bruno Leoni. Alto, físico sobrio, aspecto muy juvenil, una camisa informal que no tiene nada de catedrático, Eberstadt podría ser el personaje justo para una campaña sobre la buena salud. Que sin embargo, según Eberstadt, es Europa la que ha de gozar, con los viejitos avispados que también nos envidia América.
Profesor Eberstadt, cuando se habla de las tendencias demográficas en Europa, se observa generalmente con alarma a un continente cada vez más viejo.
El dato objetivo es que jamás se ha vivido tanto tiempo y con tanta buena salud. Si observamos las tasas de mortalidad, constatamos que en Italia la expectativa de vida ha mejorado notablemente respecto a 10-20 años atrás y para todas las franjas etarias. Ésta es una tendencia de un largo período, dado que en Europa la tasa de mortalidad prácticamente se ha reducido a la mitad en los últimos 50 años y todos los indicadores prevén que tal tendencia continuará en el futuro. Obviamente, a menos que ocurran acontecimientos imprevisibles que siempre puedan suceder. Éste es un dato positivo, signo que en la sociedad europea se vive siempre mejor.
Sin embargo, nunca como en este período sentimos permanentes alarmas sobre la salud, en general ligados a la contaminación o a los estilos de vida.
Son alarmas que no encuentran verificación en la realidad. Es la paradoja de los países ricos: cuanto más aumenta el bienestar y la seguridad, tanto más aumentan los temores. Pero repito: es un dato objetivo que se vive más y con una salud en constante mejoramiento. Desde el punto de vista demográfico, el verdadero problema está en la decisión de los europeos de no tener más hijos. Es una opción errónea que comporta una serie de consecuencias negativas que a largo plazo amenazan precisamente ese estado de salud del que hablábamos antes. Pero no es en sus tasas de fertilidad que se debe actuar primariamente.
¿Por qué no?
Aunque mañanala tasa de fertilidad de las mujeres se desborde de los actuales 1,5 hijos por mujer a los 2,1 que constituyen el nivel de sustitución -una hipótesis por otra parte absolutamente fantasiosa- para volver a equilibrar la composición de la población se necesitarían generaciones, mientras que Europa tiene necesidad de corregir inmediatamente el rumbo si quiere evitar la declinación y disfrutar el «bonus» dado por la salud de la que goza la población anciana.
¿Entonces sobre qué es necesario actuar prioritariamente?
Con un término económico, podemos decir que se debe hacer un uso productivo del capital humano, valorizar los conocimientos y la experiencia de la población anciana. En Europa –y en Italia en particular- asistimos por el contrario a una paradoja: nunca ninguna generación ha vivido más tiempo y jamás ninguna generación ha llegado a jubilarse tan rápido. Las consecuencias económicas son evidentes.
Entonces usted propone un aumento de la edad jubilatoria.
Éste es solamente un aspecto, por cierto no el único. Debe cambiar radicalmente la estructura del mundo productivo. Para poder trabajar más años y aprovechar las posibilidades de los ancianos es necesario que haya una notable flexibilidad en el trabajo, que se piense en una formación permanente y en una continua recalificación que dure para todos los años laborables, que se elaboren diversos esquemas jubilatorios para adecuarse a la realidad cambiante. Pero cuidado: la verdadera finalidad no es contener el gasto previsional, sino la renovación de un círculo virtuoso que permita prosperidad y desarrollo. Las investigaciones demuestran que en todo el mundo existe una estrecha conexión entre la salud y la riqueza: cuanto mejor se está más riqueza se produce, cuanto más rico se es mucho más mejoran las condiciones de vida y, e consecuencia, la salud. Se ha calculado que cada año de más expectativa de vida está asociado con un aumento del 7% del Producto Bruto Interno per capita. Europa debe hacer fructificar esta oportunidad que se le presenta hoy.
Pero no hay duda que el aumento de los ancianos comporta un gasto creciente del sistema sanitario, con todo lo que no consigue en términos de equilibrio.
También aquí creo que se trata de un cambio de mentalidad. Los gobiernos se concentran exclusivamente en la contención y en la reducción del gasto sanitario, pero es una decisión perdedora. Que el gasto sanitario absorba una parte creciente del presupuesto estatal no es un mal en sí. El problema es ver si este gasto sanitario es una inversión o bien mero asistencialismo. Es cierto que si se jubila también a los 50 años, esto se convierte en un grave problema.
¿Qué se entiende por inversión?
Si la prioridad es la salud de las personas, el objetivo alternativo de la reducción del gasto sanitario debe ser la minimización del costo de las enfermedades. Esto implica invertir en investigación: nuevos fármacos y nuevas tecnologías. Éstos –al igual que todos los aparatos electrónicos- tienen un costo inicial alto pero que disminuye muy rápidamente y baja el costo general del gasto médico. Baste pensar en su uso en los programas de prevención, como las depuraciones, las que en estos años ya han contribuido a la disminución de las tasas de mortalidad. También importantes son los programas de educación, que animan a las personas a estilos de vida sanos y comportamientos virtuosos.
Usted decía que las tasas de fertilidad no son el primer factor sobre el cual actuar. Pero las estadísticas nos muestran que, en los últimos treinta años, Europa ha perdido competitividad frente a USA, también a causa de la baja cantidad de nacimientos, visto que en Estados Unidos la tasa de fertilidad es de 2 hijos por mujer.
No hay duda que éste es un factor importantísimo, pero es mucho más difícil intervenir en términos políticos y económicos. No es una cuestión que se resuelve con una mayor disponibilidad de refugios habitacionales. Si confrontamos las investigaciones comparadas sobre la fertilidad en Estados Unidos y en Europa, encontramos que la diferencia es sobre todo en los valores y en el credo religioso. Las familias «religiosas» en Europa tienen tasas fertilidad análogos a las familias «religiosas» en Estados Unidos, y lo mismo vale para las familias y parejas «no religiosas». En consecuencia, la diferencia en las tasas de fertilidad está sobre todo en el hecho que en Estados Unidos hay más personas que profesan una religión.
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